Visita la medina de Marrakech
La medina de Marrakech es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1985. Si no hemos estado nunca en Marruecos o no hemos tenido la oportunidad de conocer una medina, la de Marrakech es el mejor ejemplo para que podamos imaginarla: un laberinto de callejuelas estrechas, pequeñas casas con fachadas desconchadas, zocos, puestos ambulantes y mucho mucho bullicio a cualquier hora del día.
Para situarnos en el origen de esta medina tenemos que viajar en el tiempo hasta la segunda mitad del siglo XI. Los almorávides hicieron de ella su capital y su centro económico y político. La influencia de Marrakech en los musulmanes de África occidental fue enorme. De aquella época aún se conservan las murallas edificadas en el siglo XII y los palmerales del este de la ciudad, que ocupan más de un kilómetro cuadrado.
Para aquellos que aún no lo sepan, la medina es la parte más antigua de la ciudad, aquella que suele estar rodeada de murallas. La llegada de los almohades bereberes a mediados del siglo XII hizo que se perdieran muchos de los edificios anteriores, aunque fueron estos los que consiguieron que Marrakech viviera un auge sin precedentes. Precisamente fueron ellos los que construyeron uno de los monumentos más importantes de la medina y de la ciudad, la Mezquita de Koutoubia.
Esta mezquita está situada al lado de la Avenida Mohammed V y cuenta con un impresionante minarete de 69 metros de altura, el edificio más alto de Marrakech. Fue construida en 1147 y su nombre significa «la de los libros» por la biblioteca que tuvo y el mercado de libros que se desarrollaba en sus alrededores. El alminar de esta mezquita sirvió de modelo, entre otras, para la Giralda de Sevilla. Incluso el interior a base de rampas nos recuerda a ella.
Dentro de la medina de Marrakech hay otros monumentos de visita imprescindible, como por ejemplo el Palacio El Badi. Fue construido en el siglo XVI y cuenta con 360 habitaciones. Los cronistas de la época hablan de uno de los palacios más suntuosos del mundo musulmán. En la actualidad apenas queda una amplia explanada de muros y jardines, recuerdo de un pasado de pompa y esplendor.
A la mezquita y el palacio hay que añadirle las nuevas murallas construidas por los almohades, la kasbah y sus puertas de Bab Agnaou y Bab Robb, el Puente de Tensift, los maravillosos Jardines de la Menara del siglo XII (impresionantes al atardecer) o la Plaza de Jmaa el Fna, muy cerca de la Mezquita de Koutoubia y que forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Ni que decir tiene que la medina de Marrakech es también el mejor lugar para ir de compras por la ciudad. Aquí se lleva eso del arte del regateo. Los vendedores, en algunos casos, resultan un tanto pesados con su insistencia en vender, pero forma parte del ritual. La vorágine de sonidos y colores que trepa por cada una de las callejuelas de esta medina es el principal encanto de un lugar mágico y especial.
Conéctanos