Roma, el eterno descubrimiento de la capital de Italia

Con Italia me pasa lo mismo que con España: Es un destino del que uno no puede cansarse.
Hay tanto por ver; tantas ciudades colmadas de belleza, tantos monumentos, tanto patrimonio y tanta historia cincelada en sus calles y en sus campos, que rara vez es cuando puedes decir que ya la conoces por completo.
Os podría hablar de Florencia y su innumerable arte, esculpido en cualquiera de sus calles. O de la tradicional Nápoles, su bahía y su riquísima gastronomía. O de Venecia, el romanticismo hecho urbe. O de Milán y su moda, o de Turín y sus paisajes, o de la cálida Toscana, o Sicilia, o… y sin embargo, siempre nos quedará Roma.
Porque con Roma no basta una sola vez, ni dos. Porque Roma es para disfrutarla a sorbitos y empaparse de su historia antes de visitarla, para que cuando estés delante de una de sus iglesias sepas por qué está allí, o para que cuando llegues al Foro sepas por qué los romanos idearon aquéllo; para que sepas la historia de Sant’Angelo y su relación con el Vaticano, o para que subas a una de sus colinas y conozcas de primera mano la famosa leyenda de Rómulo y Remo, de cómo los amamantó la loba y la fundación de Roma, o sobre todo, para que cuando estés frente al majestuoso Coliseo romano, sepas toda su historia.
Historia del Coliseo romano
20 siglos lo contemplan, que se dice pronto. Sí, porque se acabó a finales del siglo I, en el año 80 d.C. concretamente, cuando Tito inauguró el monumental edificio que encargara su padre Vespasiano. Las fiestas de inauguración duraron 100 días, y casi 55.000 personas se dieron cita.
5 siglos duró su grandeza hasta que finalmente se prohibieron las luchas de gladiadores. Y con ello decayó el monumento hasta el punto que, tras acabar durante un tiempo como fortaleza, fue abandonado y muchas de sus piedras usadas en la construcción de otros edificios de la ciudad.
Sería en el siglo XIX cuando Roma decidió recuperar el Coliseo y dejarlo tal cual podemos verlo hoy día.

Visita y entradas para el Coliseo romano
Las tres plantas están jalonadas por columnas dóricas, jónicas y corintias, respectivamente, y se accede al recinto por hasta 80 bocanas situadas entre los arcos de ls columnas dóricas de la primera planta. or ellas se accede al «Caveum» (los graderíos) y subir hasta los «Velarium», las zonas altasque quedan protegidas bajo el sol por carpas. Por último, en la zona central, el «Pódium», donde se sentaba el emperados y sus allegados.
Parsa entrar al Coliseo, vosotros mismos podéis acceder a las taquillas y comprar las entradas para el Coliseo romano. Sin embargo, no os lo recomiendo por varios motivos. En primer lugar por las fechas. Si lo dejáis para el momento de la visita corréis el peligro de quedaros sin entrar porque esté todo vendido. Y os aseguro que puede ocurrir en temporada alta, sobre todo, en que las plazas están vendidas con semanas de antelación.
En segundo lugar, porque si lo hacéis con tiempo, y reserváis on line, aparte de evitar ese riesgo, evitáis también las enormes colas que se forman.
Y por último, porque si además de entradas para el Coliseo romano, lo que hacéis es reservar una visita oficial guiada, además podréis ir acompañados por un guía oficial del Coliseo que no solo os contará con detalle su historia y sus curiosidades, sino que además, os hará llegar a todos los sitios del monumento de modo más eficiente posible.
En este artículo podéis informaros sobre las visitas guiadas y las entradas para el Coliseo romano.
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