La Selva Negra, en el centro de Europa

Selva Negra

Siempre me resultó curioso el nombre de nuestro protagonista de hoy: la Selva Negra. Los densos y oscuros bosques de abetos que trazan el perfil montañoso de este enclave natural parecen ser los culpables de que así se le conozca. Algunos dicen incluso, con más criterio si cabe, que fueron los propios romanos los que, bajo el nombre de Populus Nigra, demostraron así la profusa espesura de los bosques de la Selva Negra. Un lugar para ellos impenetrable, misterioso.

Situada en el suroeste de Alemania, en el estado de Baden-Wurtemberg, cuenta con 160 kilómetros de longitud y entre 30 y 60 kilómetros de anchura. Hoy en día se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos para los amantes del turismo rural y natural en Alemania. A su paso podemos encontrar pueblos pintorescos, ciudades históricas llenas de antiguas tradiciones, balnearios, ríos, lagos, rutas de senderismo y otras bellezas naturales de gran interés.

Aquella Silva Nigra de los romanos no tiene mucho que ver con la Selva Negra que podemos ver hoy en día. Durante la Edad Media la necesidad de construir en madera hizo que una gran cantidad de árboles de la zona fueran talados y transportados a través del Rhin. La vieja oscuridad impenetrable dejó paso a un bosque más claro, que se dividió en norte, centro y sur.

Pero, ¿cuáles son los principales alicientes turísticos de la Selva Negra? A decir verdad serían incontables. Son tantas las posibilidades de ecoturismo que tenemos en ella que, actualmente, hay una gran cantidad de hoteles rurales, casas de alquiler, balnearios, etc… que de dedican exclusivamente al turismo en la zona.

Podemos empezar en el norte de la Selva Negra, alrededor de la ciudad alemana de Karlsruhe, muy cerca de la frontera con Francia. En esta zona hay una gran variedad de rutas senderísticas, sobre todo las que conectan Baden Baden, en el valle del Rhin, con Freudenstadt, ya en las montañas. Todas estas rutas pasan por el Mummelsee, uno de los lagos más hermosos y pintorescos que podemos ver en la Selva Negra.

Otra ruta que recorre todo el norte de la Selva Negra es la que va desde Rastatt hasta Freudenstadt (una ciudad que alberga la mayor plaza del mercado de Alemania) un romántico trayecto de 100 kilómetros atravesando los valles de los ríos Murg y Kinzig. En esta ruta encontramos numerosos pueblos pintorescos, donde su habitantes visten el clásico sombrero rojo, símbolo de la Selva Negra, y el traje típico de la región. Casitas de madera, muchos árboles y hermosas vistas de las montañas. Imposible pedir algo más.

Triberg

La zona sur de la Selva Negra, la que los lugareños conocen como Hochschwarzwald, es la región de los lagos y las montañas. Aún así no son cimas demasiado elevadas, ya que no sobrepasan los 1.500 metros. Precisamente la cumbre más alta es el Feldberg, con sus 1.493 metros de altitud. Sin embargo los turistas acuden en masa hasta la segunda de las grandes cimas, el Belchen, desde la que se divisa una magnífica panorámica de los Alpes y el Montblanc.

Estas montañas tienen su maravilloso reflejo en la quietud de los lagos de la Selva Negra. En la zona sur destacan especialmente el Schluchsee y el Titisee. A su alrededor se esparcen valles hermosos, salpicados de pequeños pueblos con casitas de madera. La diferencia del sur con el norte es precisamente la sencillez y la calma. El contrapunto lo pone la ciudad de Friburgo, visita imprescindible en el sur, y a la que algunos conocen como la capital de la Selva Negra.

Otro de los grandes atractivos naturales de la Selva Negra son las cascadas de Triberg. Esta pequeña ciudad, muy pintoresca y tradicional, anclada en el tiempo, se halla apenas a 55 kilómetros al noreste de Friburgo. A su alrededor disfrutaremos de estas cascadas, algunas de ellas de 163 metros de caída de agua, las más altas de Alemania. Y ya que estáis en Triberg, no perderos su fábrica de relojes de cuco, piezas muy singulares y propias de los pueblos de la Selva Negra. Sin ir más lejos, según el Libro Guiness de los Récords, en Triberg se halla el reloj de cuco más grande del mundo.

Pero la Selva Negra no solo es un paraíso natural (aunque ese sea su principal reclamo). Los turistas que se acerquen por aquí podrán disfrutar de numerosas tradiciones propias. Como antes os decíamos, es común ver a muchos de sus habitantes vestidos con los trajes regionales (motivos turísticos), especialmente en épocas de fiestas o verano. Fijaros especialmente en los curiosos sombreros con grandes bolas rojas en los extremos.

Ya que nos detenemos en algunos de sus pueblos pintorescos, otra de sus tradiciones ancestrales tiene que ver con la gastronomía de la región. No podemos irnos sin probar la exquisita tarta de la Selva Negra, que se suele hacer con crema, chocolate y las frutas de los bosques de los alrededores. Muy conocidos son también los vinos y, sobre todo, los jamones. En cualquier taberna antigua de la zona podemos saborear estos manjares.

Ante esta amalgama de atractivos, la Selva Negra se antoja como un enclave natural especial de enorme belleza. Los amantes del turismo rural encontrarán en ella un verdadero paraíso. Pueblos pintorescos, viejas tradiciones, cultura, historia, gastronomía… Llevaros vuestra cámara de fotos y disfrutar del entorno. Del miedo de los romanos al placer que reporta hoy.

Foto 1 Vía New7wonders
Foto 2 Vía Voyage Camping Car

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