La Basílica de la Sagrada Sangre, en Brujas
Dentro de la religión católica hay muchas, ¿cómo decir?, tradiciones. Tradiciones centenarias que surgieron en una época de mayor credulidad cuando el cristianismo estaba creciendo y afianzándose por toda Europa. Así, se generaron cultos a imágenes, iconos, reliquias y demás que cada iglesia se procuraba para sí para de esa forma atraer fieles y peregrinos, y por ende prestigio, influencias y dinero. Una de estas reliquias fundamentales dentro de la tradición cristiana es la sangre de Cristo que según una tradición fue traída de Tierra Santa durante la Segunda Cruzada por Diederik van de Elzas, conde Flandes, previamente recogida por Jose de Arimatea, a la ciudad de Brujas, Bélgica.
Corría el año 1150 y el entonces rey de Jerusalen, Baduino III le dio a su cuñado la reliquia, la sangre preservada en la ropa de Cristo. El conde regresó después a Brujas y el 7 de abril de abril de 1150 la colocó en una capilla que construyó en la plaza Burg. La Sangre Sagrada aparece en un escrito histórico de la ciudad por vez primera en 1256 aunque según el punto de vista actual la reliquia provino de Constantinopla, ciudad que en esos momentos tenía una amplia colección de reliquias cristianas. Además el corte del cristal de roca hace pensar en esta ciudad. Recordemos que Constantinopla fue saqueada por los cruzados a mando del Conde de Flandes, Baduino IX, en 1204, durante la Cuarta Cruzada y es probable que fuera él quien la trajo a Brujas.
Bien, que hoy la Sangre Sagrada está en la Basílica de la Sangre Sagrada, una capilla menor de estilo romanesco con una capilla superior de estilo gótico. Es decir, tiene dos niveles bien distintos, uno austero y sencillo y el otro repleto de detalles. Ambas capillas se conectan por una enorme escalera de ladrillos que está detrás de la fachada que mira a la plaza. Esta escalera y esta fachada se construyeron en 1533 en un estilo renacentista aunque fueron demolidas por los franceses y debieron ser reconstruidas en el siglo XIX.
La capilla baja está dedicada a San Basilio y data de la primera mitad del siglo XII y alberga sus reliquias traídas de Cesárea por las Cruzadas. La capilla alta es la que alberga la Sangre Sagrada metida en una ampolla de cristal de roca que está a su vez dentro de un cilindro de vidrio con tapones de oro en cada extremo. La vemos dentro de un tabernáculo, entre ventanas con vitrales, murales y un brillante altar. Todos los años se celebra desde aquí la Procesión de la Sangre Sagrada en la que el obispo de Brujas se pasea por las calles con la reliquia a cuestas. Es una tradición centenaria.
La entrada a la basílica es gratuita pero para ver el museo debes pagar 1€.
Fotos: vía TripAdvisor
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