Escapada isleña al Parque Nacional Archipiélago de Cabrera
Cabrera es una pequeño archipiélago en las Baleares estratégicamente ubicado. Por eso, no solamente sirvió como refugio a expedicionarios de distintas civilizaciones sino que, a partir del siglo XIV, sufrió ataques piratas que obligaron a la construcción de una torre o castillo. En el siglo XIX fue propiedad privada y se construyeron las fincas Can Feliu y Es Celler. Expropiada en 1916, en 1991 culminó el proceso que la constituyó como el Parque Nacional Marítimo Terrestre Archipiélago de Cabrera, el mejor ejemplo de un ecosistema insular del mediterráneo español prácticamente en su estado original, que hoy les invitamos a conocer.
El Parque Nacional del Archipiélago de Cabrera se encuentra en la Comunidad Autónoma de Baleares, al sur de la isla de Mallorca; sólo es accesible por mar, pero es muy fácil llegar abordando las embarcaciones que parten de los puertos de Colonia de Sant Jordi y Porto Petro en la isla de Mallorca. No es necesaria autorización previa para visitarlo pero les recomendamos realizar con anticipación la reserva del viaje, ya que el Parque sólo admite 60 visitantes por día.
En cambio si viajan en su propia embarcación, sí deben contar con una autorización en la que deben constar todos los datos del barco y una declaración sobre el correcto uso de la embarcación. El permiso abarca navegación, pernocta de una noche en julio o agosto, dos en septiembre, y siete durante el resto del año y buceo con escafandra autónoma. Para amarrar en el puerto de Cabrera se debe contar con un permiso del Gobierno Militar.
Conozcamos a sus primitivos habitantes, los del mundo vegetal y animal. El parque abarca un conjunto de islas e islotes calcáreos con uno de los fondos marinos mejor conservados. La vegetación está formada por arbustos leñosos de hojas pequeñas que forman la llamada «garriga», que es el matorral adaptado. Viven aquí algunas especies propias de la región como el astrágalo de las Baleares, tragamoscas e hipericón balear. Las islas son el hogar de muchas especies permanentes y más de 150 que hacen aquí un descanso en sus largas rutas migratorias. El fondo marino está habitado por más de 200 especies de peces y numerosos invertebrados endémicos.
Hay mucho para ver y hacer dentro del Parque. Nuestro paseo debe comenzar en el Centro de Visitantes de ses Salines, que se encuentra en la colonia de Sant Jordi, c/ Gabriel Roca s/n esquina Plaza del Dolç, Colonia de Sant Jordi, Ses Salines, aunque en el puerto de Cabrera también encontraremos un punto de información.
El recorrido por el parque puede hacerse con guías o siguiendo la ruta autoguiada; además hay un itinerario en piragua. No están permitidos los deportes náuticos ni la pesca deportiva; de hecho, este lugar fue elegido para la pesca desde los tiempos más remotos, como se observa en los yacimientos arqueológicos que comprenden piletas de salazón y almadrabas y solamente está permitida la pesca artesanal profesional.
Si les gustan las caminatas, hay seis senderos: Bellamirada, Cala Ganduf-ses Sitges, la serra de ses Figueres, el faro de Ensiola que también se puede realizar en forma autoguiada y el Puig de Picamosques. Los lugares para visitar son el castillo, el faro, el Monumento a los Franceses o el Museo Etnográfico Es Celler, miradores, observatorios y áreas recreativas.
Si van a pasar todo el día les recomendamos llevar alimentos, ya que en Cabrera sólo hay una cantina con servicios básicos. Si la idea es quedarse, Colonia de Sant Jordi o Porto Petro son importantes centros turísticos que tienen sus propios atractivos naturales y monumentales, donde además encontrarán un abanico de ofertas hoteleras para todos los gustos y presupuestos. Comer no será problema: hay desde restaurantes de lujo hasta bares de playa y lugares de comida para llevar, pasando por los tradicionales de la cocina mallorquina o los de comida rápida.
Foto: Wiki Commons
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