El Teatro romano de Bosra

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Os hemos hablado de Siria en otra oportunidad, un país de Oriente Medio, tierra milenaria y tierra de importantes yacimientos arqueológicos que dan cuenta de estos miles de años de historia. Yo no puedo dejar de sorprenderme cuando veo ruinas en buen estado y siento que estoy caminando u observando edificios, estructuras, que fueron construidas por seres humanos siglos atrás en la historia. Con un barniz de imaginación estas ruinas opacas y sin vida vuelven a ser los edificios activos de antaño y entonces uno se maravilla de nuevo.

A poco más de 100 kilómetros de Damasco, la capital de Siria, se encuentra Bosra. Esta es una antigua ciudad que en su momento fue la capital de la provincia romana de Arabia y una importante parada en la ruta de caravanas que iba a la Meca. Bosra fue conquistada por el emperador Trajano y sirvió como fortaleza sobre el río Jordán hasta que se convirtió en una verdadera metrópolis de la mano del emperador Filipo. Con la caída del imperio y el tiempo, hacia el siglo IV, la ciudad pasó a ser un obispado cristiano y por eso es que entre las ruinas romanas hay un par de iglesias antiguas. Posteriormente cayó en manos musulmanas así que además hay mezquitas.

La ruina romana más famosa de Bosra es el anfiteatro. Esta estructura data del siglo II d.C y tiene capacidad para 15 mil personas sentadas. La acústica están tan bien diseñada que incluso desde los asientos más baratos se podían escuchar las voces de los actores. El escenario tiene 8 metros de profundidad y 45 metros de ancho. Antiguamente estaba decorado con mármol y cortinados de seda drapeados y cuando estaba en escena una obra se esparcía vapor de agua perfumado para espantar el calor del desierto.

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Contrariamente a otros teatros romanos que están construidos en una colina el Teatro de Bosra se mantiene por sí mismo. A su alrededor, por último, hay una fortaleza muy bien conservada que es de períodos posteriores. Además del teatro, los romanos dejaron en Bosra baños, enormes puertas y columnas corintias. Más allá de las ruinas romanas la ciudad nos ofrece calles pavimentadas, arcos, las ruinas de una catedral del año 512, una basílica del siglo III o IV d.C, la Mezquita de Omar que conserva aún sus fachada original, la Mezquita al Khidr de basalto negro con su minarete de 12 metros de alto y la Mezquita al Mabrak que recuerda la visita de Mahoma a Bosra y encierra una de las cisternas romanas mas grandes construidas nunca: de 120 x 150 metros.

Foto 1: vía Seier
Foto 2: vía Senna3

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