El Monasterio de San Polo, templarios en Soria
En el año 1118, poco tiempo después de la primera cruzada, nueve caballeros franceses fundan en Jerusalén la Orden del Temple. Una orden militar cristiana cuyo fin era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a la Ciudad Santa tras su conquista. El manto blanco con la cruz roja dibujada era uno de sus elementos más representativos.
La provincia de Soria ha sido desde siempre uno de los lugares de mayor presencia templaria en España. Era esta orden militar, junto con la de los hospitalarios de San Juan de Duero, la que defendía el acceso principal a Soria. Sin ir más lejos, el Duque de Soria, Bertrand du Guesclin, fue Gran Maestre Neo Templario en el siglo XIV. El Monasterio de San Polo, cuya construcción se inicia en el año 1270, es posiblemente la construcción templaria más representativa de la provincia soriana.
Está situado a orillas del río Duero, en un hermoso paraje a las afueras de Soria. Una pena que, además de ser un recinto privado que no pueda visitarse, apenas quede de todo el conjunto la iglesia. Una ermita de tipo románico, hoy cubierta casi por completo de vegetación, con un famoso pasadizo a la altura de las portadas laterales para acceder a ella.
Con la supresión de la orden templaria en el siglo XIV, San Polo pasó a formar parte del patrimonio de los caballeros hospitalarios de San Juan de Duero. La mantuvieron en activo hasta el siglo XVIII, cuando pasó a ser residencia privada. De ahí que hoy no se celebra en esta iglesia ningún culto.
La iglesia solo tiene una nave y su planta arquitectónica es rectangular. Sus dos fachadas son muy sencillas, con arcos apuntados en las puertas y ventanas.
En agosto del 2011 el Monasterio de San Polo fue declarado Bien de Interés Cultural. Ya que no podemos acceder al interior podemos disfrutar de las vistas del entorno. Hermosas huertas y bancales hacia el río y un sendero que nos lleva, pegados al Duero, hasta la cercana Iglesia de San Saturio. Lugares que sirvieron incluso de inspiración al poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer para escribir una de sus más famosas leyendas, El Rayo de Luna.
Foto Vía Arqhys
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