El Castillo de Bran, un museo de Drácula

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Hoy los vampiros vuelven a estar de moda. Los vampiros sexies, malvados, confundidos y enamorados, pero siempre sedientos de sangre. He leído la serie de Crepúsculo el año pasado, veo Blood Ties en HBO y la semana pasada empecé con Vampire Diaries para ver de qué se trata la enésima entrega vampírica en un año que termina a todo colmillo y sangre, por eso no puedo dejar de pensar en Drácula y en Transilvania.

Bueno, uno de los monumentos nacionales y sitio característico de Rumanía es la enorme fortaleza conocida con el nombre de Castillo Bran. Se trata de un castillo ubicado cerca de Brasov, enorme y hermoso, justo en la frontera entre Wallachia y Transilvania. Se lo conoce con el nombre de Castillo de Drácula aunque hay otras fortalezas que también están vinculadas a este personaje, pero de éste en particular se dice que es el hogar del Drácula de Bram Stoker. Claro, sin ninguna evidencia de que el escritor lo haya conocido o haya pensado en él a la hora de escribir su obra y ni siquiera el verdadero Vlad Tepes vivió aquí.

Pero bien, que el tiempo todo lo enturbia así que este imponente castillo se promociona como el Castillo de Drácula y no son pocos los turistas que llegan hasta él por esa ruta de leyenda. No penséis que no vale la pena, no, es un castillo con mayúsculas y solo por él mismo vale todas las visitas. Fue construido a mediados de 1300 en la colina donde antes había un castillo de madera que fue destruido por los mongoles y se utilizó defensivamente contra las fuerzas otomanas en 1378 pero siempre fue un punto en la ruta de montaña entre Wallachia y Transilvania.

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Dije que Vlad Tepes nunca vivió aquí pero parece ser que durante el control otomano de Transilvania pasó un par de días en sus calabozos, así que de alguna forma quien llega hasta aquí tras sus huellas puede sentirse un poco más cerca. Bien, que desde 1920 este castillo fue la residencia del Reino de Rumanía, la casa principal de la Reina, por lo cual está decorado con sus cosas y su estilo, muebles, tapices y objetos, y aunque lo heredó su hija Ileana cayó en manos comunistas cuando la familia real fue expulsada en 1948.

Con la caída del comunismo y los reclamos de los herederos de la corona rumana, el Príncipe Dominic de Toscana, archiduque de Austria (un arquitecto de Nueva York, además, e hijo de la princesa Ileana), el castillo volvió a manos de la familia que aunque tenía planes de venderlo terminó convirtiéndolo en un museo dedicado a la leyenda y el mito de Drácula.

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