El barrio de Santa Cruz, vida y encanto

Barrio de Santa Cruz

El Barrio de Santa Cruz, situado en el corazón de la ciudad de Sevilla, cuajado de callejuelas estrechas y pintorescas, de plazas recónditas, de armoniosas casas encaladas, señoriales y palacios, de patios pletóricos de flores, ventanas de rejería, de tiendas, bares y restaurantes, que guarda celosamente en su interior historias de duelos y amoríos, leyendas y recuerdos, y que permanece siempre rebosante de vida, belleza y encanto; tanto, que estando en Sevilla hay que buscar el momento, ineludiblemente, de adentrarnos y «perderse» en el laberinto de sus callejuelas para disfrutar de todo lo que este bellísimo barrio de Santa Cruz nos ofrece.

El barrio de Santa Cruz tiene su origen en la antigua judería de Sevilla, que se convirtió en la segunda comunidad judía más importante de España, después de la de Toledo, tras la conquista de la ciudad por el rey Fernando III de Castilla y su denominación viene dada por la construcción de la Iglesia de Santa Cruz, levantada sobre los restos de una antigua sinagoga en la Plaza de Santa Cruz, que más tarde fue trasladada al antiguo convento de los Clérigos del Espíritu Santo, donde actualmente se encuentra, en la calle Mateos Gago.

Para iniciar este maravilloso paseo podemos seleccionar dos puntos de partida; uno desde la plaza de Refinadores, adosada a los Jardines de Murillo y otro desde la plaza de la Virgen de los Reyes, donde se encuentra la Santa Iglesia Catedral y la Giralda, lugar éste que elegimos para dejar aquel otro como punto más alejado y de retorno. El paseo lo haremos tranquilo y sin prisas para extractarle todo su sabor al que le sumaremos el que nos aporte el degustar algunas de las muchas y estupendas tapas, con un buen vino o una cerveza bien fresquita, por supuesto, de las que nos brindan aquellos establecimientos más sugerentes dentro de la amplia oferta de bares que hay en la zona.

Situados en la Plaza de la Virgen de los Reyes toda la atención nos la sustrae de inmediato la inmensa y espectacular Santa Iglesia Catedral, de estilo gótico, con su imponente y bellísima torre árabe, La Giralda, monumento más relevante de la ciudad y que la caracteriza; enfrente el Convento de la Encarnación, del siglo XIV y enfrente de éste el Palacio Arzobispal, residencia del clero sevillano, edificado entre los siglos XVI-XVII y el centro de la plaza la ocupa un fuente del siglo XX; más adelante la Plaza del Triunfo, en cuyo centro se alza un monumento dedicado a la Inmaculada Concepción y una columna barroca conmemorativa de la buena fortuna de la ciudad durante el terremoto de 1755; a un lado el Archivo de Indias, del siglo XVI, fundado como lonja y que guarda una importante documentación de la conquista del Nuevo Mundo; cierra la plaza la Puerta del León dando entrada a Los Reales Alcázares, admirable conjunto de edificios palaciegos en el que se superponen diferentes estilos arquitectónicos, árabe en sus comienzos, mudéjar y gótico después y renacentista y barroco en sus reformas posteriores, siendo muy destacable su exquisita artesanía mudéjar.

A través del amplio Patio de Banderas nos adentramos en el Callejón de la Judería que nos conduce a la calle Vida, que por su derecha nos lleva al Callejón del Agua, que tomaremos más tarde; y que por su izquierda nos deja en la bonita y emblemática Plaza de Doña Elvira, antiguamente usada como corral de comedias, donde una fuente, naranjos y azulejos le dan prestancia y donde, según se cuenta, nació Doña Inés, el amor imposible de Don Juan Tenorio, en la casa núm. 6 donde se encuentra instalado el Restaurante Doña Elvira, un clásico del barrio.

De la plaza sale una pequeña calle, la Calle Susona, llamada antes la calle de la Muerte, que tras pasar una pequeña placita nos lleva a la popular Calle de La Pimienta, llena de historias, en la que lápidas y azulejos nos dan referencia de quienes moraron en sus casas. Sin asomarnos aún al Callejón del Agua, salimos a la Calle Gloria, en la que hay que detenerse en su casa núm. 4 para contemplar su decoración de azulejo sevillano y tomarse algo en Casa Carmelo que se encuentra instalado en ella. Caminando por la calle Gloria llegamos a la Plaza de los Venerables, que toma el nombre del Hospital de Venerables, antiguo asilo para sacerdotes ancianos, que tiene en su interior un bonito patio y fuente y una estupenda iglesia barroca; también se cuenta que la señorial casa donde se encuentra ubicado el Restaurante Santa Cruz, en el que se puede hacer una nueva parada pues sus típicas tapas así lo merecen, nació Don Juan Tenorio, y visitar su patio interior soportado por columnas de mármol y oír el plácido sonido del agua brotando de su fuente, además de entrar a su salón taurino.

También merece la atención la típica casa y patio sevillana, en el número 4 de la adyacente Calle Justino de Neve, que en su final nos da salida al Callejón del Agua, llamado así porque servía de conducto de agua para los Reales Alcázares, y que está plagada de hermosos patios llenos de flores, destacando el de la casa núm. 2, con un patio con columnas y muchas macetas y una lápida en su fachada recordándonos al escritor Washington Irving.

Santa Cruz en Sevilla

Siguiendo el Callejón del Agua que corre en paralelo a las murallas y pasando la bonita y singular Plaza de Alfaro llegamos a la Plaza de Santa Cruz, construida sobre la antigua iglesia de Santa Cruz; en su centro se alza La Cerrajería, una cruz de forja del siglo XVII, rodeada de un bonito y bien cuidado jardín y edificios señoriales; por la Calle Mezquita llegamos a la Plaza de Los Refinadores, presidida en su centro por una escultura dedicada a Don Juan Tenorio; para retornar nuestros pasos de nuevo hacia la plaza de Santa Cruz para tomar la Calle de Santa Teresa donde se encuentra el Convento Carmelita de Santa Teresa, fundado por la santa en el siglo XVI y enfrente está la Casa Museo de Murillo.

Casi paralela a esta calle discurre la Calle Lope de Rueda que tiene varias y buenas mansiones. Continuando por la Calle Mesón del Moro salimos a la Calle Mateos Gago, desde donde se puede contemplar una de las mejores vistas de La Giralda, llena de naranjos, tiendas de souvenirs, restaurantes, cafés y bares, tiene en el instalado en la casa núm. 2 «El Giraldillo» un bonito establecimiento que, además de admirar sus bóvedas que corresponden a restos de una casa de baños árabe, cuenta con una merecida fama por su gran variedad de tapas. Esto lo hace merecedor de una nueva parada para «repostar».

Continuamos luego casi enfrente en La Bodega Las Columnas, haciendo esquina con la Calle Rodrigo Caro, todo un clásico en la ciudad y sitio ideal para terminar de saciar nuestro apetito puesto que el paseo ha llegado a su final, si bien siempre quedan otros rincones por los que pasar como la Plaza de la Alianza, siguiendo por la calle Rodrigo Caro en dirección a la Plaza de Doña Elvira y desde ahí llegar a nuestro punto de partida tomando salida por la Plaza del Triunfo hasta la Plaza de la Virgen de Los Reyes para cerrar el paseo.

Os dejo con una pequeña guía de la hispalense ciudad de Sevilla: guía de Sevilla.

Foto vía: Flickr de González-Alba

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