De crucero por el Nilo

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La fuerza de los siglos se desplegó ante mis ojos por primera vez en Kom Ombo. El crucero por el Nilo había comenzado apenas la noche anterior cuando zarpamos desde Asuán con destino a Luxor. Empezó así para nosotros un viaje en el tiempo, un peregrinaje a través de unas tierras que un día vieran crecer a una de las más fascinantes civilizaciones de la Historia de la Humanidad.

La grandeza de las dinastías faraónicas se refleja en las tallas de Abu Simbel, en el templo de Philae, en el propio Kom Ombo o en Edfú, y como no, en el inmortal Valle de los Reyes en la antigua Tebas.

Asuán

Fue nuestro primer destino. Es una ciudad abierta, con una amplia avenida que bordea el Nilo y donde atracan los muchos cruceros que hacen el mismo circuito. Sin embargo, al mismo tiempo muestra desde el primer momento su más tranquilo ritmo de vida tan típicamente árabe. Asuán nos va a dar ese primer impacto visual que nos embargará e introducirá de los sabores y olores de Egipto.

No tiene la ciudad demasiado por ver, no obstante. Sus más sorprendentes visitas están en las afueras. Abu Simbel y Filae son las dos principales excursiones que pueden hacerse. Es precisamente del Templo de Filae de donde guardo uno de mis mejores recuerdos de mi viaje a Egipto. Situado en una isla, el espectáculo de luces y sonido, mientras nos cuentan el mito de Osiris, nos va a transportar en el tiempo. El escenario no puede ser mejor: el de un gran templo dedicado a la diosa Isis.

Abu Simbel es uno de los símbolos de Egipto. Rescatado de las aguas del Nilo que amenazaban con inundarlo tras la construcción de la Gran Presa de Asuán, hoy el templo yace altivo varios kilómetros más abajo consagrado a los dioses Ra, Ptah y Amón.

La Presa de Asuán o disfrutar de un tranquilo paseo en faluca por el Nilo hasta la isla Elefantina son otras de las opciones.

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Abu Simbel

Kom Ombo, Edfú y Esna

El momento más extraño fue la primera visión de Kom Ombo. Tras una noche de navegación en la que nos echamos a las aguas del Nilo en una ciudad, hubimos de desembarcar, al amanecer en Kom Ombo. Apenas había tenido tiempo de abrir los ojos y dar los primeros pasos fuera del barco cuando ante mí se desplegó toda la grandeza del Antiguo Egipto; un ardiente e interminable desierto se extendía ante mis ojos, y allí en medio se alzaban las ruinas de Kom Ombo, templo dedicado a Haoreris y a Sobek, el dios cocodrilo.

Edfú, 105 kms. más al norte, esta dedicado a Horus, el diós halcón. Por su parte, Esna, situada al sur de Luxor, destaca por el templo de Jnum que está situado bajo el nivel de la ciudad y que fue construido en los tiempos de Tutmosis III.

Luxor

Para finalizar el crucero arribamos a la ciudad de Luxor, la que a mi entender es la ciudad que mejor recrea el pasado faraónico del Antiguo Egipto. Sin embargo, curiosamente, la mayoría de las ofertas de cruceros a Egipto sólo suelen incluir un día de estancia en Luxor cuando una buena parte de lugares visitables en nuestro recorrido se encuentran aquí: desde sus dos bellísimos templos (el de Luxor y el de Karnak) hasta el Valle de los Reyes o el de las Reinas, en la otra orilla del Nilo, en la antigua Tebas.

Es aquí donde siempre acaban (o empiezan, según el sentido) los cruceros. Si váis al Norte, en el aeropuerto de Luxor tomaréis el vuelo que os llevará a El Cairo, destino final de cualquier viaje vacacional a Egipto.

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2 comentarios

  1. TOMMY dice:

    K PORKERIA DE CRUSERO DE K AÑO ES DEL 1000

  2. Amaia dice:

    hola,
    me encanta el barco de la foto… Es el del crucero? podrías decirme dónde comprasteis el viaje??? Gracias!

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