Consejos para visitar el Museo del Prado
Tengo amigos que apenas le dedicarían dos fotos al exterior del Museo del Prado y otros que podrían llevarse en el interior semanas y semanas y no se hartarían. La visita al Museo del Prado va con los gustos de cada uno. Hay quien dice que con dos horas ya han visto lo suficiente, otros en cambio compran la entrada para ese día, y se les queda corto.
La propia página web del museo precisamente ha previsto esto y en ella podemos encontrar hasta tres itinerarios diferentes, según el tiempo del que dispongamos (una, dos o tres horas). En cada una de las tres rutas se visitan las obras de los autores más destacados. Si vuestra visita está dentro de estos parámetros, echadle un vistazo.
Porque en realidad para una visita general lo interesante es conocer de antemano cuáles son los autores y las obras más destacadas que alberga el museo. En ocasiones nos tomamos el Museo del Prado como una visita imprescindible, sí, pero vamos casi a ciegas. Si llevamos con nosotros una pequeña lista de los cuadros que queremos ver, seguro que la cosa se hace más amena y equilibrada. Sí, como una lista de la compra para ir al supermercado…
Leyendo cualquier folleto turístico de Madrid la media recomendada para visitar el Prado está en unas dos horas. Hablando de folletos, nada más entrar lo mejor es que os hagáis con un plano del museo para situaros perfectamente. Os puedo asegurar que son muchos los que se pierden por las estancias en busca de este o aquel cuadro. Perdemos más tiempo a la deriva que viendo las obras. Un plano, y a seguir la ruta que nos indican.
La idea es ver algunas de las obras que hemos seleccionado, no todo el museo. Hay quien nada más entrar ya se para en todos los cuadros. En la segunda o tercera sala os puedo asegurar que ya está cansado y no ha pasado ni una hora. Es una visita amena, agradable, no obligada por ser un referente turístico de Madrid. De ahí que os insistimos en la selección de los cuadros más interesantes que queráis ver.
Por cierto, hablando de cansarse. Estando en la puerta del Rijksmuseum de Amsterdam un amigo me recomendó que tenía planificada una visita a la primera planta, y al cabo de una hora iba para la cafetería a descansar. Las cafeterías de los museos tienen precisamente esa función: si os cansáis de ver cuadros, relajaros un poco, tomaros un café, descansad, y pasado un rato continuamos por las salas. Mano de santo, en serio.
Por último, nada mejor que comprar las entradas a través de internet o bien en el teléfono 902 10 70 77 (en ambos casos con una antelación mínima de 24 horas). Así ahorrais tiempo y esperas en las colas.
Foto Vía Venere Blog
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