Bungy jumping en Nueva Zelanda

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Hay que tener coraje para practicar bungy jumping o góming como se le dice en castellano. Yo no lo tengo, creo que moriría de un ataque al corazón saltando así al vacío pero hay gente que disfruta mucho de esa inyección de adrenalina. Y en Nueva Zelanda puedes «drogarte» muchas veces pues éste es el paraíso del bungy jumping. El deporte nació a fines de los años ’70 en Bristol, de la mano de algunos miembros del club de deportes de la Universidad de Oxford y fue creciendo, buscando sitios desde dónde saltar, desde entonces.

Pero el bungy jumping comercial nació del otro lado del mundo, en Nueva Zelanda, cuando AJ Hackett saltó desde el Puente Kawerau de la ciudad de Queenstown, en la Isla Sur. Después empezó a saltar desde otros puentes y estructuras y el ojo del público comenzó a fijarse en ese «deporte» extremo hasta que llego el dinero, los auspiciantes y la veta comercial. Sí, es algo peligroso pero a miles de personas eso parece no importarle porque se ha convertido ya no solo en un deporte al que muchos se dedican sino en una de las actividades turísticas que mas éxito tienen por aquí.

Hoy en día por todo Nueva Zelanda puedes saltar desde puentes, viaductos de ferrocarril, plataformas construidas especialmente para eso, acantilados, cañones, techos de estadios y demás. El salto más alto aquí es de 134 metros de altura, desde los alto del puente del puerto de Auckland sobre el muelle Waitemata. Otro salto espectacular es en el Cañón Mokai Gravity, en la Isla Norte. Aquí puedes slatar desde varias alturas, entre ellas hay una caída libre de 50 metros que parece arrastrate al interior cerrado del cañón.

Para saltar con los «saltadores» originales debes preguntar por Auckland Bridge Bungy. Este negocio es de AJ Hackett Bungy.

Foto: vía Maugers

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