Alaska, tierra virgen
Hace algunas décadas cada vez que oíamos el nombre de Alaska nos aventurábamos a imaginar una tierra inhóspita, helada, fuera de los trillados caminos de cualquier turista. Sin embargo, hoy en día se ha convertido en uno de los mejores destinos para una escapada de deportes, paisajes y aventura.
La belleza de su exhuberante naturaleza y sus millares de glaciares atraen cada vez más a miles y miles de turistas. De todas maneras, debemos dar gracias a la imaginación de nuestros antepasados por pensar en Alaska como un lugar helado e intransitable. Así, de esta manera, hoy encontramos una tierra virgen, fresca y pura, en la que la naturaleza vive un permamente estado de alegría y sensualidad. Tanto es así que, a pesar de su tamaño, casi como Europa, apenas viven en ella unos 700.000 habitantes.
Los grandes glaciares de Columbia, Portage, Malaspina y Nabesna son verdaderas obras de arte talladas durante siglos y siglos por la naturaleza. A su alrededor, toda una población de ballenas, leones marinos y focas, eternos vigilantes de estos soldados blancos de hielo. Imaginaros la sensación de poder divisarlos desde algún pequeño barco o crucero…
Pero además de poderlos contemplar desde un crucero, hay excursiones en helicóptero que sobrevuelan estos glaciares. La perspectiva es única. Estas excursiones luego se completan con un paseo en trineo, tirado por los clásicos perros huskys, y alguna pequeña excursión senderística para poder hacer muchas más fotos.
Dicen que cualquier época del año es buena para viajar a Alaska, pero posiblemente los meses otoñales, aquellos en los que la naturaleza nos sugiere un laberinto de colores fascinante, incluyendo las auroras boreales, sean los mejores para visitarla. Poco recomendable el invierno, la época de los grandes fríos, cuando todo se hiela y es imposible disfrutar de esta tierra en su esplendor. En verano es la mejor época para ver a los alces, los osos y los lobos.
Dando sombra a los glaciares, Alaska nos descubre su increíble altura con picos y montañas que parecen hacerle cosquillas al sol. De entre ellos destaca el monte McKinley, de 6194 metros de altitud, situado en el Denali National Park. Esta cima es la más alta de toda Norteamérica, y guarda en sus laderas y colinas miles de historias y leyendas relacionadas con la fiebre del oro, una de las rutas que atraviesan Alaska, además de osos, alces, caribúes, castores y águilas.
Junto a los glaciares y las montañas, Alaska es también tierra de fiordos. Los más impresionantes los encontramos al sur del estado, en el Parque Nacional de la Península de Kenai. Allí el río Yukón se ha encargado durante miles de años de prepararnos un escenario virgen de aspecto magnífico. Ríos, cascadas, pequeñas ensenadas y bahías, rápidos, torrentes, lagos…
Tanto es así que es uno de los destinos preferidos en el estado de Alaska. Son miles y miles los turistas amantes de deportes como el rafting, el kayak y el piragüismo los que se acercan hasta aquí para disfrutar de este incomprable marco. A ello se les añaden los que prefieren un deporte más tranquilo y menos arriesgado como la pesca. También se pueden hacer cruceros por los ríos Yukón y Tanana, y por el Lynn Canal.
Lo mejor de todo es que, apenas a dos horas de distancia del Parque Nacional de la Península de Kenai, se halla la ciudad de Anchorage, el lugar perfecto para situar nuestro campamento base. Allí encontraréis hoteles de todo tipo, aeropuerto internacional, tiendas, restaurantes, oficinas de turismo, museos, galerías de arte… Todo lo que necesitáis para descansar y organizar vuestras excursiones por Alaska.
Precisamente hay un crucero muy recomendable por esta zona del sur de Alaska. Se trata del crucero que nos lleva hasta Inside Passage, que suele durar unos seis días y siete noches. En él podemos admirar la belleza del Golfo de Alaska, con sus enormes glaciares, las ballenas grises, los lobos de mar y los osos pardos y, curiosamente, al llegar a Inside Passage, disfrutar de la zona comercial más importante del estado.
Una de las imágenes que seguramente más de uno tenemos de Alaska es la de sus esquimales. Hoy en día se han convertido en todo un icono turístico, y ellos mismos lo saben y así nos lo hacen saber. Hay poblados de esquimales que se pueden visitar, para conocer un poco más sobre su cultura y sus tradiciones. Además, en Anchorage, se halla el Museo de Arte, en el que poder comprar algunos de los souvenirs que realizan: anillos con colmillos de lobos marinos, zapatillas de piel de foca…
Para movernos por Alaska hay varias posibilidades. Unos prefieren ahorrar tiempo y desplazarse en avión, mientras otros aprovechan y disfrutan de un recorrido en tren por Alaska, contemplando las maravillas de este estado. Alaska Railroad es la compañía ferroviaria de Alaska. Se atraviesan pequeños pueblos pintorescos, aldeas de esquimales, montañas, parques nacionales, desfiladeros… Es una de las mejores maneras de llevarnos un buen recuerdo paisajístico.
Alaska es tierra virgen por sus cumbres nevadas, las aguas cristalinas de sus lagos, ríos y cascadas, su exquisita fauna, las tundras, los glaciares… En Alaska la naturaleza y el turismo se funden en uno. Rutas turísticas, cruceros, deportes, paseos en trineo, en helicóptero… Y pensar que hace unas décadas nos imaginábamos Alaska como una tierra inhóspita y helada…
cuanto saldria el viaje para alaska 2 adultos y 2 menores, se necesita visa o puro paraporte gracias.